¿Por qué castigan al cliente? dicen consumidores de jitomate
¿Por qué castigan al cliente? dicen consumidores de jitomate en Miami
Para los granjeros de Florida el arancel representa “una medida de justicia” que permitirá reconstruir la industria estatal tras años de caída
Miami. La entrada en vigor de un arancel (derecho antidumping) de 17.09% al jitomate mexicano representa un duro golpe para consumidores estadounidenses y negocios que reconocen que el producto hecho en Estados Unidos “no sabe igual”.
Productores de Florida, agrupados en entidades como el Florida Tomato Exchange, acusaban hace décadas que los precios mexicanos eran artificialmente bajos y que las reglas del libre comercio los dejaban en desventaja.
Sin embargo, el impacto se sentirá fuerte en Estados Unidos, donde la mayor parte del jitomate que está en los estantes viene de México.
Restauranteros en Florida están reformulando menús ante el aumento de costos. “El jitomate mexicano es el alma de nuestras salsas. Si lo cambiamos, cambiamos el sabor; y eso no lo perdona el cliente”, lamenta un chef en Coral Gables. En Tampa y Miami, restauranteros denuncian aumentos de hasta 30% en el costo por caja de jitomate.
Las cadenas de comida rápida guardan silencio, pero los movimientos internos son evidentes. En un recorrido de EL UNIVERSAL platicando con personal, se supo que Domino’s y Subway han empezado a reducir su dependencia del jitomate mexicano con jitomate local, “aunque no sepa igual”; McDonald’s, Burger King y Taco Bell ajustan discretamente sus cadenas de suministro. Analistas sugieren que el impacto en ingredientes clave podría alcanzar hasta un 11% en sus costos.
“Trump cumplió. Ahora podemos recuperar el terreno perdido desde el Tratado de Libre Comercio (TLCAN)”, dijo a EL UNIVERSAL un productor local de Florida. Y en general, para los granjeros de la región, el arancel representa “una medida de justicia” que permitirá reconstruir la industria tras años de caída.
En supermercados latinos como Publix en Florida o Fiesta Mart en Texas, los precios del jitomate han subido considerablemente. “El jitomate mexicano es el que sabe bien. El de Florida es duro y sin sabor. ¿Por qué castigar al consumidor?”, se pregunta Ana, residente de Miami. En California, Sofía, madre de tres hijos en Los Ángeles, lamenta que “los jitomates no son lo mismo, están más caros y como que se les ve menos frescos”.
El consumidor latino emerge como actor clave en esta narrativa. No solo consume jitomates, los cocina y transforma en identidad y en cultura gastronómica. “Para nuestras familias, el jitomate es un ingrediente polifacético; es la base de la cocina, de la memoria, de la identidad”, explica María Elena Rodríguez, una ama de casa y dueña de un negocio de comida. “Hay que tomar en cuenta que hoy y desde hace años, las comunidades latinas en este país -Estados Unidos- gastan más en productos frescos, lo que amplifica el impacto económico y cultural del encarecimiento del jitomate” subraya Jiménez.
Sedano’s y Publix, cadenas de supermercados en Florida, enfrentan presiones cruzadas. Por un lado, consumidores latinos exigen mantener precios accesibles en productos básicos como jitomates, salsa y guisos tradicionales. Por otro, productores locales presionan por priorizar lo nacional. En este equilibrio, las cadenas deben decidir entre margen de ganancia o fidelidad al cliente.
Algunas cadenas minoristas exploran alternativas como jitomates de Marruecos o Canadá. Pero la logística, la calidad y el volumen disponible no se comparan con la oferta mexicana. “El jitomate mexicano es el pilar de nuestra oferta. Sin él, no hay negocio”, confirma un distribuidor de Houston, Texas.
A decir de los economistas, el arancel desestabiliza el comercio agrícola y pone en entredicho la eficiencia binacional. Timothy Richards, profesor en Arizona State University, advierte que los precios podrían aumentar en 10% y la demanda bajar 5%. El Centro de Estudios de Texas A&M señala que alrededor de 47 mil empleos en Estados Unidos dependen del jitomate mexicano, lo que hace del arancel una bomba de tiempo social.
“Si lo vemos como metáfora, el jitomate mexicano dejó de ser un ingrediente común para convertirse en el símbolo de un sistema interdependiente en crisis” comenta a este diario el economista Iván Jiménez.

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